Crítica: Los amantes pasajeros

Hasta qué punto puede hacerse larga una película de 90 minutos. Ésa parece la tesis del último film de Pedro Almodóvar, una ¿comedia? sin pies ni cabeza, con un guión deplorable y un elenco envidiable que se esfuerza en hacer mal las cosas para construir un relato al que le faltan trabajo y entusiasmo.

Desde que empieza la película da la sensación de que todo se haya creado deprisa y corriendo, como intentando llegar a una fecha límite de estreno. El guión no tiene vida, está falto de chispa, de alma. Trato de explicarlo. De normal, Almodóvar suele crear una historia con giros raros, pero sorprendentes y muy personales. Aquí ha ido concatenando frases y algo así como situaciones hasta hacer 90 páginas de guión. Un guión muy deslucido.

Además, suele ser un director impecable y aquí parece un novato perdiendo la virginidad ante la cámara sin haber tratado en su vida con actores. Planos desorganizados, malas entradas de diálogo, tempo irregular... Una pérdida de tiempo.

El montaje es igual o más penoso. Los cortes están mal metidos, con réplicas que no llegan a tiempo y algún que otro salto de eje accidental que, si nos hemos conseguido meter en la película, nos saca arrastras de ella.

El elenco completo de actores parece obsesionado con hacer su peor papel en una cinta. Por algún motivo que desconozco, parece que jamás hayan leído el guión ni se haya ensayado previamente, sino que se lo han comentado un poco por encima y así, en crudo, han rodado. Si no, no se explica la falta de carisma de ninguno de los personajes.

Como ya he dicho, una lástima de película, nunca he sido ni fan ni detractor de Pedro Almodóvar, incluso disfruté con sus anteriores películas, Los abrazos rotos y La piel que habito. Sin embargo con Los amantes pasajeros sólo ha conseguido hacerme pasar hora y media de mirar al reloj y sentir vergüenza ajena por un producto lamentable que dice ser una crítica social, pero que se asemeja más a un chiste de Lepe.