martes, 22 de enero de 2013

Crítica: ¡Rompe Ralph!

Ya habían llegado los guardianes de la Navidad, se había adelantado Norman y su mundo paranormal, pero no hacían más que acomodarlo todo para que el personaje con las manos más grandes del año llegase a las salas. Y ya está aquí, Ralph ha llegado para tirar abajo los tabiques de su vida y de la nuestra por un rato.

¡Rompe Ralph! nos cuenta una historia de las de siempre, las de la búsqueda de una razón de ser por la que seguir adelante cada día, la de los sueños frustrados y la última esperanza, la de perseguir lo que queremos para encontrar lo que necesitamos. No hay misterio en la historia, pero sí originalidad en todo lo que la envuelve.

La premisa ya es atractiva. El malo del videojuego ya no quiere ser malo, porque quiere ser un héroe y que le reconozcan. Para ello abandona su videojuego y busca la gloria en otros que no se adaptan para nada a su estilo.

Uno de los logros de ¡Rompe Ralph! es que cada uno de sus personajes tiene una función clara, pero, a su vez, son lo suficientemente atractivos como para que no desentonen. Cada personaje secundario tiene bien definidos sus propios motivos para aventurarse a encontrar a Ralph y/o actuar como actúa lo que les dota de una naturalidad no muy común en la mayoría de las cintas de animación.

Además es una película muy divertida para todos los públicos, con momentos bastante infantiles pero que no sacaran de la película a los mayores que vayan a verla con o sin la excusa de la paternidad.

En cuanto a los guiños al mundo de los videojuegos, me esperaba grandes dosis de referencias y homenajes, pero básicamente todos pasan en la primera mitad, que es la más densa de la historia, para dejar fluir la trama hasta su desenlace.

Para mi gusto, la película empieza un poco floja pero va aumentando el ritmo progresivamente, hasta llegar a un punto muy alto en el que se mantiene (e incluso aumenta) hasta el final, donde ya estamos completamente metidos en la película.

La mala noticia es que antes de la proyección de la película viene precedida del videoclip de unos Justins Biebers españoles que cantan una canción que no le pega a la película, pero que desde la discográfica tenían que vender a los niños de alguna forma y han elegido la peor para el público al que no nos interesa.

Quizás, por ponerle un pero a la película, Ralph tendría que haber visitado más mundos de videojuegos, ya que básicamente toda la acción pasa en tres videojuegos distintos, de los cuales tan solo dos tienen el suficiente atractivo. Me hubiese gustado haber visto a los protagonistas en otros lares más estrambóticos, aunque fuese simplemente en una divertida secuencia de montaje.

Está claro que Disney quiere parecerse cada vez más a Pixar (de la que es dueña) y se va acercando tras dos buenas películas como Enredados y ¡Rompe Ralph! En esta última se nota que John Lasseter, la cara más conocida tras la productora de la lamparita, ha participado activamente como productor. También siguen la tradición de Pixar de poner un cortometraje antes de la película. En este caso es "Paperman" que, aunque no es excesivamente brillante ni original, no molesta su visionado.

A veces intentar parecerse a algo bueno no es mala idea. A la vista está el excelente resultado que nos han dejado con esta divertida película con la que aprender que "ser malo, es bueno".


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