Reflexiones preGoyas.

Mañana domingo vuelven los premios más onanistas del panorama cinematográfico español (y la semana que viene los americanos) en una ceremonia que seguramente vuelva a ser impertinentemente copia de la de algún otro año y se repetirá hasta la saciedad, sobrepasando el tiempo previsto y desvirtuando los premios más "importantes" que se entregan al final.

Si la Academia sigue en sus trece de que Internet no es el futuro, sino un ladrón (cosa más que probable en lo arcaico de los votantes, muchos de ellos casi coetáneos de los Lumière), tendremos una ceremonia muy previsible en la que ganarán los de siempre (que un tío tenga nueve Goyas y opte al décimo me parece que devalúa bastante estos galardones) y se darán palmaditas en la espalda.

Sólo hay que mirar la lista de nominados. Que entre 4 películas, que, quitando Lo imposible, han pasado con más pena que gloria por taquilla, opten a básicamente la totalidad de los premios dice mucho de la gente que hace eso que quieren llamar "cine español" (que ha pasado de etiqueta a género denostado por la gran mayoría), a los que les interesa más bien poco esto que quieren llamar industria que no es en realidad más que un montón de plastilina en manos acaparadoras.

Es que el cine español es una secta cerrada que no invita a nuevos talentos a sus orgías, como mucho, les deja mirar una vez para que vean lo que se pierden y después cierran la puerta tras de sí. De otra forma no se explica la ausencia de nuevos talentos como Cortés o Vigalondo, bien directamente o bien con alguna nominación de menos relevancia, mostrándoles que han visto sus obras y que les interesa lo que hacen, una forma de decirles "buen trabajo" vais por el camino correcto o, aunque sea, "estamos atentos".

Porque, señores y señoras, este año bien podríamos tener al señor Robert DeNiro optando al premio a mejor interpretación masculina de reparto por su papel en Red Lights. ¿O de verdad me queréis decir que Penélope Cruz merece más estar en la gala que Michelle Jenner después de Extraterrestre?

Está nominado Juan Magán.

Por el bien de la continuidad del cine español como negocio (que es lo que debería de ser) espero que Lo imposible arrase con los galardones, aunque no sé si el señor Bayona es el que más amigos tiene entre los cuatro viejos que se dedican a votar, seguramente, sin haber visto la película.

Imagino que, sin profundizar demasiado, caerán un par de recaditos al señor ministro, cuya labora hay que, como poco, elogiar, ya que nadie pensaba que sería capaz de hacerlo peor que su predecesora.

Viva el cine español... y olé.