Crítica: Jack Reacher

En plena época de galardones, ceremonias, premios y demás parafernalia onanista del mundo del cine queda un hueco para estrenar un blockbuster palomitero protagonizado por el incombustible Tom Cruise, que cumple sobrado su función de entretener, pero que se queda en un mero pasatiempo superficial.

Jack Reacher no es, ni mucho menos, una mala película. Tiene un guión bastante sólido en el que todo está atado varias veces para que ningún punto de la trama quede colgando o parezca traída por los pelos, evitando ser descarado en sus deus ex machina y sabiendo tapar con eficacia sus trampas en el guión. Por ponerle un pero al desarrollo, es, sobre todo durante la primera hora de película, excesivamente dialogado, lo que alarga innecesariamente el metraje, estirando la película hasta unas dos horas que bien se podían haber quedado en 90 minutos.

El fallo más gordo de la película recae en el planteamiento y evolución (o no-evolución) de los personajes, que son completamente planos y también estereotípicos, pasando por que la protagonista, que juega a abogada del diablo, es la hija del fiscal que va a condenar a muerte a su cliente. Además, los conflictos de todos ellos son tan inhumanos que no despiertan ninguna empatía.

De entre todos estos inhumanos destaca Jack Reacher (Tom Cruise), personaje que da nombre a la película y cuyo comportamiento es tan artificial como poderosa su persona, casi divina, que sale ilesa de cualquier situación, siempre por encima de sus rivales, sin apenas problemas para avanzar con sus investigaciones, volviendo a esos héroes de acción de antaño sin más conflicto que el de, simple y llanamente, matar a los malos.

Porque ésta es una película de buenos y malos, uno que da palos y otro que los recibe, sin medias tintas, que ensalza la figura de ese hombre de principios, siempre armado, que no duda en apretar el gatillo y cuyo objetivo es la justicia. En ella él es juez y verdugo, sin opción a la defensa, sin reflexionar en que, quizás, él sea igual que sus víctimas.

Lo que está claro es que, como este justiciero se comporte en taquilla, no tardaremos en tener una nueva saga de películas bianuales que llenarán las salas pero ninguna sesera. Si fracasa, pronto olvidaremos el nombre de Jack Reacher.